jueves, junio 12, 2008

MAGNA JAZZ III

Calidad, virtuosismo y sonidos juveniles

C.A.S. aportó mucha seriedad y momentos de emotividad, Lo Vuolo conquistó al público en el cierre de su set y Ramiro Flores lideró una formación con un enorme camino por delante.

Pasó la tercera edición de Magna Jazz el sábado en el Aula Magna de la Universidad, pero la música no pasa, aún permanece en el aire y en los oídos de los espectadores que asistieron a esa noche.
La apuesta, desde la Secretaría de Cultura y Extensión Universitaria de la UNLPam en conjunto con un grupo de productores locales y el sostén de cultura del municipio y el gobierno de La Pampa, demás instituciones oficiales y privadas, mantuvo el estilo y el nivel de las anteriores. Acaso fue la más dinámica de las tres y la más variada en cuanto a las propuestas musicales de un género que, aún en esta ciudad, mantiene un lugar muy reservado.
Conservando el concepto estético -una marca de las anteriores ediciones- y con una ambientación muy cuidada del hall y el escenario a cargo de Antonia Sapegno, el concierto comenzó con la actuación de los santarroseños de C.A.S. José Jerónimo, acaso uno de los profesionales más prestigiosos del medio, generó un clima de calidez muy oportuna para sostener la balada del comienzo del show, “So sorry for your love” interpretada a dúo por María Emilia Sapegno y Camilo Camiletti.
Lo que vino después fue la confirmación de una formación que, con respeto por el sonido original de las canciones, los sutiles arreglos de Manuel Gerez y la constante búsqueda, se ha ganado por derecho propio un lugar en el reconocimiento doméstico del género. C.A.S., a esta altura, merece ya una oportunidad en la escena en donde se cocina el jazz argentino de estos días. Buenos Aires no debería ser una barrera para el quinteto de músicos pampeanos.
El segundo número de los tres previstos lo tuvo al pianista santafesino Francisco Lo Vuolo como protagonista. El visitante, por primera vez en Santa Rosa, deslumbró al público por el virtuosismo con el que encaró su set. En versión de trío, con Jerónimo Carmona en contrabajo y Eloy Michelini en batería, Lo Vuolo repasó un repertorio de jazz contemporáneo y moderno, interpretando standards que arrancaron muchos aplausos del público.
Lo asombroso de Lo Vuolo fue la manera en que ejecutó el instrumento, su capacidad de fraseo y la impresionante velocidad para generar un clima que mereció un regreso por la aclamación del público presente.
Tras un intermedio en donde la gente compartió la degustación de vinos Cafayate de La Bodega en la galería que presentó la muestra el peso del color, la materia y la conciencia del plástico santarroseño Mario Barrera, subió al escenario Ramiro Flores, quien clausuró la tercera edición de Magna Jazz.
Flores, quien desembarcó por segunda vez en Santa Rosa (el año pasado había acompañado como sesionista a la orquesta de Mariano Otero), presentó su disco solista “Flores”. Se mantuvieron Carmona y Michelini en el escenario, además de Hernán Jacinto en teclados y Juan Canosa en trombón.
El saxofonista y compositor, quien es uno de los más activos músicos en la escena de Buenos Aires, lideró a una formación que generó los mejores climas a partir de la exquisitez de Michelini y la soberbia para sostener cada canción de Carmona.
Flores, con un enorme curriculum sobre sus espaldas, hasta se atrevió a cantar “Barcos” y se hizo dueño del escenario. El pico más alto fue “Zap”, un tema en donde emula por momentos el sonido de John Coltrane en el genial disco Kind of Blue. Los solos de Carmona, Jacinto, Canosa y el propio Flores, fueron largamente reconocidos por el público que disfrutó de la propuesta en poco más de dos horas y media. Un estado de jazz que resuena en los oídos de quienes participaron de una noche diferente en donde navegaron la calidad, el virtuosismo y el sonido juvenil que aún perdura.



miércoles, junio 11, 2008

domingo, junio 08, 2008

Música

MAGNA JAZZ

Gracias infinitas a los que fueron. Una palabra bastará para sanar la amargura efímera de que muchos no lo disfrutaron. Si gustó y fuiste, está fantástico. Es el mejor remedio.