Bustriazo se reencontró con su obra
Tuvo que esperar un rato largo Juan Carlos Bustriazo Ortiz para recuperar su obra, la que había pedido en los últimos días públicamente. Fue ayer, cerca de las 20 horas, cuando acompañado de su mujer, Lidia, y su abogado, Pedro Salas, salió de la escribanía de Yolanda Martínez, lugar elegido por Dora Battistón para desprenderse del poder que le había otorgado quince años atrás el poeta. “Yo les di la custodia porque estaba enfermo, por eso quise que ellos la cuidaran”, le había dicho Bustriazo a El Diario días atrás. “Pero ahora quiero que la señora Battistón me devuelva hasta la última hoja, ni un poema más, ni uno menos”, agregó.
Hoy Bustriazo tiene lo que le pertenece en sus manos. Sin custodias. Son escritos no encuadernados pero sí ordenados y discriminados cronológicamente, gracias a un trabajo que cumplió la profesora Battistón -acaso una de las personas que más comprenden y conocen la literatura de Bustriazo- mientras tuvo los poemas en su poder.
“Estoy feliz”, dijo entre emocionado y silencioso Bustriazo, cuando la escribana Martínez abrió las puertas para fotografiar el momento. “Demoramos un tiempo porque son muchas obras. Además, Juan Carlos, cuando se encontró con la primera poesía, ya se emocionó”, contó Salas.
Una recopilación de esos poemas escritos en treinta años iba a formar parte de una publicación próxima -que ya tiene editadas hasta las tapas- de cuatro libros. No se sabe qué ocurrirá ahora, cuando el dueño de la palabra tiene en sus manos un trozo de esa publicación.
Vestido impecablemente con una camisa anaranjada, el poeta de Elegías de la piedra que canta, Unca Bermeja, Poemas puelches y el Libro del Ghenpín (la última de las publicaciones) llegó a la escribanía a las 17:20 en compañía de su abogado y su mujer. Caminaba presuroso, ansioso por tener entre sus manos los poemas que, según se dice, podrían formar parte de 79 libros. La ceremonia de firmas y comprobación de la documentación se extendió por casi tres horas. Después Bustriazo, entre agotado y feliz, disfrutó del momento. Y se marchó agradecido.
martes, abril 01, 2008
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