Soy
Soy del cielo más grande
de los cielos prisioneros;
soy de la tierra arenosa
de las arenas del fuego.
Soy de la triste muerte,
del poeta enamorado;
soy del amor eterno
del eterno ya olvidado.
Soy del firmamento inmenso,
del lugar más desolado;
soy del sol inmenso
que no esconde su pasado.
Soy de todas las estrellas,
del universo contagiado;
soy contagio en mi silencio
que nadie puede negarlo.
Soy del llano, paisano
donde la puna sólo es pasto;
soy pastura del renuevo
sobre un mar callado.
Soy pampeano, hermano
donde el lápiz ha pasado;
Mejor que nadie, tal vez,
para qué voy a negarlo.
Silamim
lunes, enero 22, 2007
miércoles, enero 17, 2007
Jazz
MILES DAVIS
Podrán imitarlo,
nunca igualarlo
Miles Davis, creció en un acomodado barrio blanco del East St. Louis, ciudad a la que se habían trasladado sus padres desde Alton en Illinois donde nació el 26 de mayo de 1926. Sus primeros admiradores también fueron músicos blancos, fundamentalmente, Harry James y Bobby Hackett. Seriamente interesado en la música, tomó clases de Elwood Buchanan, trompetista ocasional de la orquesta de Andy Kirk, cuando aun no había cumplido los trece años. De este músico recibió su primer consejo que llevó a rajatabla durante toda su vida "..toca sin vibrato, ya temblaras cuando seas viejo". Ese fue el embrión de ese estilo liso y lírico, aparentemente frio pero emocionante hasta casi llorar.
Con 16 años cumplidos, tuvo la oportunidad de salir de gira con la orquesta de Tiny Bradshaw pero la negativa del padre se lo impidió. En 1944 escuchó por primera vez a Charlie Parker y Dizzy Gillespie en la orquesta del cantante, Billy Eckstine. Hizo amistad con él y "Bird" le aconsejó que se trasladase a New York. Una vez en la ciudad, Miles fue testigo directo de la cruenta batalla estilística entre lo viejo del jazz - el swing- y lo nuevo- el bebop-. Después de varias actuaciones a uno y otro lado de la Calle 52 con los creadores del nuevo sonido, estuvo capacitado para dar un paso crucial en su carrera.
En 1949, Miles germinó su primera obra capital en la historia del jazz. Junto al compositor Gil Evans y músicos de la talla de Gerry Mulligan y Lee Konitz entre otros, grabó "Birth Of The Cool", una obra que dio paso al celebre "Noneto Capitol" una empresa democrática que repartía responsabilidades entre solista, compositor y arreglista. En aquélla época sufrió su primera detención por consumo de droga y en 1951 fichó por el sello "Prestige" para el que grabó años después cuatro formidables álbumes que figuran entre lo mejor de su discografía. Atrás quedaban la tormentosa sesión de grabación con Thelonius Monk y su participación en el famoso quinteto de John Coltrane.
Precisamente la colaboración de Miles con Coltrane convenció a los jefes de la Columbia para que Miles firmara con ellos. En la arcas de Columbia, están algunas de las mejores grabaciones de Miles, entre ellas el obligatorio, "Kind Of Blue" grabado en 1959, las grabaciones en directo en el "Plugged Níkel" de 1965, el mil veces referenciado como el primer disco del jazz-rock de la historia titulado: "Bitches Brew" o el disco que inauguró la etapa eléctrica de Miles titulado "In a Silent Way" de 1969. En aquella época, a su alrededor se precipitaban los acontecimientos y en los años sesenta la psicodelia, y el rock llamaban con fuerza a la juventud de entonces y Miles no quiso apearse del autobús. Sus discos empezaron tomar un sesgo cada vez ruidoso y en sus banda predominaban cada vez mas los bajos eléctricos y guitarras amplificadas y si bien eso le ayudó a aumentar su popularidad entre las nuevas generaciones, su creatividad disminuía notablemente.
Poco después de un concierto celebrado en Madrid en 1990 se le manifestaron los primeros síntomas de una enfermedad que le llevó a la muerte. Falleció en Santa Mónica el 28 de septiembre de 1991. Nadie como Miles Davis, ha hecho corresponder las edad artísticas de su desarrollo estilístico con las distintas etapas del jazz. Su juventud estuvo ceñida al bebop, el tórrido sonido del hardbop, luego aliviado por la brisa del cool se apoderaron de el durante su adolescencia y las tentación otoñal del jazz eléctrico recrudecida en su ultima fase le ocupó hasta que le sobrevino la muerte. Miles se llevó el secreto de su música y de su vitalidad.
Podrán imitarlo,
nunca igualarlo
Miles Davis, creció en un acomodado barrio blanco del East St. Louis, ciudad a la que se habían trasladado sus padres desde Alton en Illinois donde nació el 26 de mayo de 1926. Sus primeros admiradores también fueron músicos blancos, fundamentalmente, Harry James y Bobby Hackett. Seriamente interesado en la música, tomó clases de Elwood Buchanan, trompetista ocasional de la orquesta de Andy Kirk, cuando aun no había cumplido los trece años. De este músico recibió su primer consejo que llevó a rajatabla durante toda su vida "..toca sin vibrato, ya temblaras cuando seas viejo". Ese fue el embrión de ese estilo liso y lírico, aparentemente frio pero emocionante hasta casi llorar.
Con 16 años cumplidos, tuvo la oportunidad de salir de gira con la orquesta de Tiny Bradshaw pero la negativa del padre se lo impidió. En 1944 escuchó por primera vez a Charlie Parker y Dizzy Gillespie en la orquesta del cantante, Billy Eckstine. Hizo amistad con él y "Bird" le aconsejó que se trasladase a New York. Una vez en la ciudad, Miles fue testigo directo de la cruenta batalla estilística entre lo viejo del jazz - el swing- y lo nuevo- el bebop-. Después de varias actuaciones a uno y otro lado de la Calle 52 con los creadores del nuevo sonido, estuvo capacitado para dar un paso crucial en su carrera.
En 1949, Miles germinó su primera obra capital en la historia del jazz. Junto al compositor Gil Evans y músicos de la talla de Gerry Mulligan y Lee Konitz entre otros, grabó "Birth Of The Cool", una obra que dio paso al celebre "Noneto Capitol" una empresa democrática que repartía responsabilidades entre solista, compositor y arreglista. En aquélla época sufrió su primera detención por consumo de droga y en 1951 fichó por el sello "Prestige" para el que grabó años después cuatro formidables álbumes que figuran entre lo mejor de su discografía. Atrás quedaban la tormentosa sesión de grabación con Thelonius Monk y su participación en el famoso quinteto de John Coltrane.
Precisamente la colaboración de Miles con Coltrane convenció a los jefes de la Columbia para que Miles firmara con ellos. En la arcas de Columbia, están algunas de las mejores grabaciones de Miles, entre ellas el obligatorio, "Kind Of Blue" grabado en 1959, las grabaciones en directo en el "Plugged Níkel" de 1965, el mil veces referenciado como el primer disco del jazz-rock de la historia titulado: "Bitches Brew" o el disco que inauguró la etapa eléctrica de Miles titulado "In a Silent Way" de 1969. En aquella época, a su alrededor se precipitaban los acontecimientos y en los años sesenta la psicodelia, y el rock llamaban con fuerza a la juventud de entonces y Miles no quiso apearse del autobús. Sus discos empezaron tomar un sesgo cada vez ruidoso y en sus banda predominaban cada vez mas los bajos eléctricos y guitarras amplificadas y si bien eso le ayudó a aumentar su popularidad entre las nuevas generaciones, su creatividad disminuía notablemente.
Poco después de un concierto celebrado en Madrid en 1990 se le manifestaron los primeros síntomas de una enfermedad que le llevó a la muerte. Falleció en Santa Mónica el 28 de septiembre de 1991. Nadie como Miles Davis, ha hecho corresponder las edad artísticas de su desarrollo estilístico con las distintas etapas del jazz. Su juventud estuvo ceñida al bebop, el tórrido sonido del hardbop, luego aliviado por la brisa del cool se apoderaron de el durante su adolescencia y las tentación otoñal del jazz eléctrico recrudecida en su ultima fase le ocupó hasta que le sobrevino la muerte. Miles se llevó el secreto de su música y de su vitalidad.
sábado, enero 13, 2007
Poema
Eh vos, holgazán
Vos sabés que no sabés
lo que sabemos nosotros.
Porque no sos capaz.
Porque hacés vista gorda
como un mal bicho;
como un mal chico;
como un carbón que jamás será brasa,
ni aún frente a los sublimes alquimistas del planeta.
Es un mundo irreal
el que te cobija,
el mundo de holgazanes de turno,
de malhechores abusadores del poder,
de ignotos individuos,
de reyes sin corona.
Ninguna tinta se compra
ni nuestras manos se venden
por miserias de miserables,
pues en nuestras pupilas
no habitan rincones
con la oscuridad como fondo
de un escenario impuro.
Elegiste tomar un atajo
hacia la ambición mediocre como estandarte.
Y duele verte
detrás de los armazones de yelmos robotizados
fomentados por fórmulas químicas berretas.
Un copista por elección?,
Un hurtador de palabras privadas?
Un alcahuete prisionero de tu propio orgullo?
O es que no tenés orgullo?
Pues nosotros sí.
Y cuando la armonía
gane la pulseada
a tu osadía efímera
todo será mejor.
No como antes,
sólo mejor.
Silamim
Vos sabés que no sabés
lo que sabemos nosotros.
Porque no sos capaz.
Porque hacés vista gorda
como un mal bicho;
como un mal chico;
como un carbón que jamás será brasa,
ni aún frente a los sublimes alquimistas del planeta.
Es un mundo irreal
el que te cobija,
el mundo de holgazanes de turno,
de malhechores abusadores del poder,
de ignotos individuos,
de reyes sin corona.
Ninguna tinta se compra
ni nuestras manos se venden
por miserias de miserables,
pues en nuestras pupilas
no habitan rincones
con la oscuridad como fondo
de un escenario impuro.
Elegiste tomar un atajo
hacia la ambición mediocre como estandarte.
Y duele verte
detrás de los armazones de yelmos robotizados
fomentados por fórmulas químicas berretas.
Un copista por elección?,
Un hurtador de palabras privadas?
Un alcahuete prisionero de tu propio orgullo?
O es que no tenés orgullo?
Pues nosotros sí.
Y cuando la armonía
gane la pulseada
a tu osadía efímera
todo será mejor.
No como antes,
sólo mejor.
Silamim
Poema
100to
Siento la necesidad
de respirarte una y mil veces
en tus rincones más profundos;
de saborear la miel de tus alas
desplegadas al suspiro.
Siento la curiosidad
de recorrer las curvas del camino
y escalar las montañas
para beber del cáliz de tu mar
espumantemente oscuro.
Siento la urgencia
de hundir de un mordisco
la fruta permitida
en el triángulo ínfimo
de la encrucijada.
Siento, pienso y siento.
Y existo.
Pero una vez más
creo que viajo sin rumbo
con los planetas serenos
como habitantes predilectos de mi vuelo.
Allá y acá, tan lejos y tan cerca,
el volcán eterno, pasivo y dormido,
asoma su nariz
dispuesto a estallar en mil pedazos.
Palpita mi corazón,
que late y reproduce
su percusión fabulosa,
capaz de romper el silencio
que invade el sonido;
cuando ya ese sonido
silenciosamente se desvanece.
Silamim
Siento la necesidad
de respirarte una y mil veces
en tus rincones más profundos;
de saborear la miel de tus alas
desplegadas al suspiro.
Siento la curiosidad
de recorrer las curvas del camino
y escalar las montañas
para beber del cáliz de tu mar
espumantemente oscuro.
Siento la urgencia
de hundir de un mordisco
la fruta permitida
en el triángulo ínfimo
de la encrucijada.
Siento, pienso y siento.
Y existo.
Pero una vez más
creo que viajo sin rumbo
con los planetas serenos
como habitantes predilectos de mi vuelo.
Allá y acá, tan lejos y tan cerca,
el volcán eterno, pasivo y dormido,
asoma su nariz
dispuesto a estallar en mil pedazos.
Palpita mi corazón,
que late y reproduce
su percusión fabulosa,
capaz de romper el silencio
que invade el sonido;
cuando ya ese sonido
silenciosamente se desvanece.
Silamim
lunes, enero 01, 2007
Poema
Felicidad maldita
Ya el vino está derramado
en los felices cuerpos adornados
de turrones, garrapiñadas y panes dulces.
Ya la sidra está burbujeantemente fresca
en los felices corazones engañados
de luces multicolores y explosiones caseras.
El calendario ya tiene otras hojas,
nuevas.
El calendario no tiene respiro,
nunca.
En los cuerpos desalmados
no existe el festejo.
La partida y la llegada sobrevuelan
y golpean sin aviso,
como habitantes imperceptibles.
Son las almas penosas
de los hospitales desiertos,
ahí donde el olor a muerte asoma;
ahí donde la gracia se silencia;
ahí donde las voces son caricias del adiós.
Para ellos,
los habitantes de las camas del pueblo,
sólo hay dolor,
nada más que eso.
No hay horas ni días
apenas espera.
Afuera, la maldita felicidad
camina por las calles
y sonríe a carcajadas.
Silamim
Ya el vino está derramado
en los felices cuerpos adornados
de turrones, garrapiñadas y panes dulces.
Ya la sidra está burbujeantemente fresca
en los felices corazones engañados
de luces multicolores y explosiones caseras.
El calendario ya tiene otras hojas,
nuevas.
El calendario no tiene respiro,
nunca.
En los cuerpos desalmados
no existe el festejo.
La partida y la llegada sobrevuelan
y golpean sin aviso,
como habitantes imperceptibles.
Son las almas penosas
de los hospitales desiertos,
ahí donde el olor a muerte asoma;
ahí donde la gracia se silencia;
ahí donde las voces son caricias del adiós.
Para ellos,
los habitantes de las camas del pueblo,
sólo hay dolor,
nada más que eso.
No hay horas ni días
apenas espera.
Afuera, la maldita felicidad
camina por las calles
y sonríe a carcajadas.
Silamim
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