sábado, enero 13, 2007

Poema

100to

Siento la necesidad
de respirarte una y mil veces
en tus rincones más profundos;
de saborear la miel de tus alas
desplegadas al suspiro.

Siento la curiosidad
de recorrer las curvas del camino
y escalar las montañas
para beber del cáliz de tu mar
espumantemente oscuro.

Siento la urgencia
de hundir de un mordisco
la fruta permitida
en el triángulo ínfimo
de la encrucijada.

Siento, pienso y siento.
Y existo.
Pero una vez más
creo que viajo sin rumbo
con los planetas serenos
como habitantes predilectos de mi vuelo.
Allá y acá, tan lejos y tan cerca,
el volcán eterno, pasivo y dormido,
asoma su nariz
dispuesto a estallar en mil pedazos.

Palpita mi corazón,
que late y reproduce
su percusión fabulosa,
capaz de romper el silencio
que invade el sonido;
cuando ya ese sonido
silenciosamente se desvanece.

Silamim

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