Complicidad idiota
Que golpe, tan torpe,
de humanidad.
Que negro, tan negro,
de soledad.
Qué clase de sangre corre en tus venas
que se derrama en las mías?
Qué dolor te condena a esa dulce pena,
que apenas mi corazón?
Qué droga, tan vicia, la de la codicia,
que te acaricia?
Qué blanco ideal
el que vuela las setenta veces
tu cerebro mudo,
que te despierta instintivamente con motores de aliento, virulento?
Qué palabras te alarman, que te levantas,
caminas y te abalanzas?
Eres la pena viviente;
el títere inquieto;
el alcohol animalado;
el servil automático;
el feto del hombre que nunca serás.
Porque los días pasan Irremediosamente.
Tal vez mañana despiertes
con tus brazos esposados en invisibles hilos.
Y un tatuaje de sombra gigante harto de ti.
Harto de una complicidad idiota.
Harto de ser ya un idiota cómplice.
Lejos, muy lejos,
junto al fuego profano.
Silamim
(pal' jp)
miércoles, noviembre 22, 2006
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