jueves, octubre 11, 2007

DEPORTES

RUGBY

El rancio sabor del amateurismo

El miércoles por la noche vi Tercer Tiempo, un muy buen programa de ESPN que analiza la actualidad del campeonato mundial de rugby que se juega en Francia y, en particular, el estupendo momento de Los Pumas.
Todo marchaba bien hasta que escuché a Rodolfo Michingo O’Reilly, alguien que merece mi respeto como hombre de rugby y como persona mayor, con una gran historia sobre sus espaldas vinculadas a este deporte.
Sin embargo O’Reilly incurre en demasiados conceptos rancios de este deporte y deja la impresión de qué, en definitiva, no puede ni quiere disfrutar de este presente del seleccionado argentino.
Dijo O’Reilley, firme en su discurso:

“Están haciendo que suceda a la inversa, porque el rugby podían jugarlo todos, y ahora sólo podrán hacerlo unos pocos. Esto es la consecuencia de lo que quieren mostrar los medios, porque el 80 por ciento de la gente del rugby está en contra de la profesionalización. Los medios ahora presionan para hacer de esto algo exclusivo”.

“Cuando aparece la sensación de ganar, termina perjudicando al juego. Entonces, se rompió la historia de derechos y obligaciones, y ahora el verso es ganar. Con todo esto vinieron a robar muchos”.

“Al rugby no le cambia la vida si Argentina le gana a Escocia. El rugby no creció, porque el ídolo no genera crecimiento, es mentira que hay más jugadores que antes. El rugby creció en los ’80 y a mediados de los ’90, después entró en una meseta. No hubo aumento cuantitativo”.


“El dinero, desgraciadamente, implica otros cuidados. Debemos debatir qué rugby queremos. En el rugby nunca fue importante ganar, y si se pierde eso en función del dinero, vamos mal. Antes, los chicos de menores de 16 años querían parecerse a Ernesto Ure o Rafael Madero. Ahora los chicos no sé si quieren ser Pichot o Contepomi por el juego, o porque están todo el día en la televisión. El concepto cambió”.

Para O’Reilley la actualidad de Los Pumas es producto exclusivamente de los medios. Es una figura absatracta. Los medios siempre tienen la culpa y los verdaderos protagonistas no son reconocidos recién hasta que se sientan en el sillón del olimpo.

Estoy harto de escuchar que los “medios tienen la culpa de...”.


La tozudez y porfía de O’Reilly no es un buen síntoma para el deporte argentino, en especial el rugby. ¿Cómo reestructurar el “nuevo rugby argentino” a partir de este Mundial? Sin dudas es algo que los dinosaurios deben aceptar, preocuparse por hacerlo y dejar a un lado el falso discurso del maldito elitismo que ellos encubren cada vez que hablan en cámaras.
Es cierto que el rugby es negocio. No desde ahora. Y yo descreo que no importe demasiado la derrota en un juego. Sí, sospecho, que se desdramatiza la situación por la formación misma del jugador, donde existen los benditos valores y el altruismo fomentado por toda esta gran familia.
También descreo que, como dice O’Reilly, la victoria sea siempre del equipo y que es imposible que un jugador -o mejor dicho el individualismo- pueda ser factor determinante en un match. ¿Qué dirá O’Reilly de aquel 21-21 en Ferro, en 1985, entre Argentina y All Blacks? Hugo Porta, tal vez el último romántico del rugby, anotó la totalidad de los puntos argentinos. Es un caso que bien puede servir de ejemplo pues este deporte también admite jugadores distintos dentro de un grupo.
Valoro -insisto en este concepto-, todo lo que el rugby representa como divertimento, como desarrollo del individuo en la sociedad, como formación integral del niño. Pero disiento con pensamientos vetustos, inadecuados para las realidades actuales de Argentina en el concierto mundial. Y yo soy sólo un opinador mediocre que ve y escucha a lo lejos.
Los Pumas se plantaron ante la Unión Argentina de Rugby. Gritan el himno y lloran cuando salen a la cancha en el Mundial; es un grito de bronca, un mensaje encubierto para todos aquellos que jamás imaginaron en este presente (los mismos que pasean sus millones por el mundo, los cajetillas de los habanos de los que he hablado).
“No aceptar” es cerrar la tapa del inodoro. Es una escuela tan patética como estúpida. La IRB reclama mejor organización, acorde a los tiempos actuales.

Pedimos un lugar en el mundo que no merecemos por los dirigentes de la Unión Argentina; Los Pumas, por sí mismos, piden ese lugar en el mundo y ellos sí, verdaderamente, lo merecen. Por haber roto estructuras, por ser vanguardistas y masoquistas al mismo tiempo, por haber sabido atravesar mil campos minados; por estar entre los mejores cuatro equipos del planeta; por hacer que el mundo hable de ellos, incluso, los que deben hacerlo forzosamente.



JMS

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